La Fria nebulosa en la que fui forjado
luego hizo arder mis entrañas por millones de años
cuando mi corazón de mercurio aún no latía
y mi mente no escapaba sin dejar rastro.
Ese espectro estelar ahora tiñe mis huesos
con los matices de su muerte prematura
y hospeda su misterio en la materia oscura del vacío
que gira alrededor de nuestro miedo e incertidumbre.
El cuento de un universo se lee en el polvo estelar
y la infinita historía de esta isla, escrita en arena de torbellinos
fascinan mi existencia
aunque haya sido, solo un suspiro en el sueño de un dios...