Caminaste al borde del arce angosto
y sentí vértigo en mis dedos al perderte
No fui capaz de encontrar melodía
que hiciera volver tus pasos
sin desencanto, ni tropiezo
Así caíste muy profundo
en el tiempo y el olvido
enredando tu pelo
en un silente arpegio
que acuchillaba las entrañas del vacío
haciéndolo sangrar de una luz violeta
tan inerte como tu luna
No escuché un pulso más de tu figura
creo haber perdido de vista aquel sendero
que llevaba a tu sonido
Encontré los fríos surcos
que dejaron tus venas
como canción lejana y sombría
tan inerte como tu luna
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